Al igual que las especies animales, estas marcas rivalizan entre sí en el mercado y sólo las más aptas y evolucionadas son las que sobreviven y perduran, mientras que el resto se extingue con el tiempo: los grandes veleros dejan paso a los buques modernos, la máquina de escribir cede su espacio al ordenador personal, el carruaje a los automóviles de motor, etc. Como se ve, esta analogía con el mundo natural ofrece un claro y nítido análisis del proceso de creación de marcas duraderas.