Elaboramos planes meticulosos para el futuro y atribuimos nuestro posible éxito a nuestros propios actos. Hablamos de cosas como el destino y las coincidencias afortunadas, como si existiera un guion invisible para la vida que llevamos. Tanto los creyentes como los escépticos somos muy reacios a usar las palabras «por azar» o «sin sentido» para describir nuestra propia vida. Tendemos a mirar los días de nuestra existencia como si fueran parte de una trayectoria, que podríamos llamar “la línea de la vida”. A esta tendencia, Michael Shermer la llama patternicity [patronicidad], la tendencia a ver patrones significativos donde existe un ruido sin sentido. Al igual que las cuentas de un collar ensartadas en un cordón, nuestra vida es la conexión entre sucesos aleatorios que confiamos que sucedan y que rogamos que tengan sentido. Cuando suceden cosas que rompen el patrón, reaccionamos con desconcierto.