Una rápida ojeada a la prensa económica desde los años 90 hasta la actualidad nos muestra multitud de casos en los que las inversiones en tecnologías de la información fallaron; fusiones y adquisiciones que fracasaron estrepitosamente; errores en iniciativas de gestión de los recursos humanos y descuidos en investigación y desarrollo. El hilo conductor de todos estos reveses es la pérdida: pérdida del dinero de los accionistas, de tiempo, energía, oportunidades de desarrollo profesional y, sobre todo, pérdida del interés de los empresarios y gestores en la inversión productiva.