La desmotivación laboral acaba generando problemas psíquicos de envergadura que, en muchos casos, finalizan en enfermedades físicas y emocionales. Las consecuencias de la automatización, de la sobre especialización en tareas simples y repetitivas, la deshumanización del trabajo, la monotonía, la falta de interés hacia el trabajador, los salarios inadecuados, un estilo de dirección y gestión erróneo… son el origen de la poca rentabilidad de muchas organizaciones y de un excesivo gasto social.