Había una vez un joven despierto e inteligente en busca de un director ejecutivo eficaz para quien trabajar y, a largo plazo, poder emular en su sabiduría.
Su búsqueda le había llevado a lo largo de los años por todos los rincones del planeta. Se había entrevistado con altos cargos de la administración, generales de muchos ejércitos, ejecutivos de grandes corporaciones y decanos de universidades. Empezaba a vislumbrar todo el abanico de métodos existentes para dirigir a las personas. Sin embargo, a pesar de todo lo que había conocido, no estaba satisfecho con nada de ello.